Foto del Obispo Genaro Alamilla Arteaga

Mons. Alfonso Maria Sanchez Tinoco

III Obispo de Papantla (1959–1970) "Ecce Ego: Quia vocasti me"

Alfonso María Sánchez Tinoco nació en Tanhuato, Mich., el 28 de Junio de 1918. Fue ordenado sacerdote el 19 de Diciembre de 1942. Fue nombrado Obispo el 6 de Febrero de 1959. Finalmente, en la ciudad de Teziutlán, Pue., por la imposición de manos de sus hermanos Obispos, quedó constituido tercer Obispo de esta Diócesis, el 22 de abril del mismo año.

Personalidad y Ministerio

Fue el ser humano de fácil comunicación personal. Asistió a las cuatro etapas del Concilio Vaticano II (1962-1965). Tomó la palabra en el aula conciliar durante la segunda sesión (Excelsior 27 de Noviembre de 1963). Con la asesoría de Ferdinand Boulard, pastoralista francés, los trabajos marcharon con seguridad, vitalidad y responsabilidad. De la efervescencia diocesana surgieron para todas las Diócesis de la República los cursillos de cristiandad. Fue presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral de Conjunto. Estableció el V año de teología para la inserción de los nuevos sacerdotes al presbiterio diocesano. Promovió el Movimiento por un Mundo Mejor del P. Lombardi. Fue el tipo de obispo que no puede ser inventado por ningún teólogo, o funcionario de lo religioso (burócrata), sino que brota necesariamente de las nuevas comunidades que emergen de ese singular suceso llamado Concilio Vaticano II. Murió repentinamente en un accidente de carretera (que hasta el día de hoy se sospecha que sea tal), el 19 de Octubre de 1970, antes de llegar a Xalapa.

El tercer obispo de Papantla vive en nuestro recuerdo como el ser humano de fácil comunicación personal, dueño de una disponibilidad incondicional tanto para el intercambio de información sobre el estado de la parroquia y de la persona, como para el diálogo espiritual, profundo y serio, con sus sacerdotes y con su gente. Le preocupó la situación vivencial de cada uno de sus sacerdotes. No desperdiciaba la oportunidad de visitar incluso a aquellos que ni siquiera estaban en la agenda del día. Quiso mucho a su gente. Se hizo pueblo con el pueblo. No había límite de tiempo para nadie. Este amigable trato al que generosamente se abrió desde el principio, disipó los temores que había sobre "el modo como actuaría el nuevo obispo", que pronto dejó bien asentado que sólo era una persona sencilla. Así creció la confianza entre su gente y se fortaleció la integración de su presbiterio, para lograr su anhelo de un trabajo en equipo, porque decía, "en equipo se trabaja más despacio, pero se avanza con mayor seguridad; lo importante no es llegar rápido, sino juntos y a tiempo".

Concilio Vaticano II

Desde la primera sesión del concilio, Mons. Sánchez Tinoco junto con otros obispos mexicanos, sintió que el Espíritu Santo no podía quedarse atrapado en el aula conciliar. Pensó que la renovación iniciada por el Concilio tenía que manifestarse en nuestro país, especialmente en el Sureste donde la carencia de los recursos pastorales apremiaba la ayuda mutua para emprender juntos la renovación evangelizadora. En un intenso afán por conseguir que se llevara a cabo la aplicación del Vaticano II, en nuestro México, aglutinó a más de 20 Diócesis de la República. Empleó para ello, como instrumento de sensibilización y aggiornamento, los cursos de pastoral y la misma planeación pastoral. Están por ejemplo, entre otros, aquellos grandes encuentros de 45 días: El Palmar (Costa Esmeralda), o la ciudad de Cuernavaca; siempre con la participación de grandes pastoralistas: Casiano Floristán, Segundo Galilea, Francisco Aguilera, Olaya, etc.

La Unión de Mutua Ayuda Episcopal (UMAE) derivó en la Comisión de Pastoral de Conjunto de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y que marcó el inicio de las Comisiones que existen actualmente. Promovió las bases de una Iglesia de futuro a través de una Pastoral de Conjunto con objetivos claros. Un hombre que llevó su trabajo no solamente en el terreno sacramental y administrativo, sino que intentó otras formas pastorales que manifestaban su pensamiento y su sentir iluminado y motivado por el gran acontecimiento del Concilio Vaticano II. Para prepararles a los futuros sacerdotes un mejor aterrizaje en la realidad diocesana, dispuso que al término de la formación en el Seminario, se les fuera integrando en el quehacer parroquial, mediante un V año de teología en el que se alternaba el estudio y el ministerio. Previamente y después de consultar al presbiterio, un grupo de sacerdotes se capacitó en Roma, para que al regreso atendieran también esta nueva necesidad. Unas cosas se lograron, otras, quizá la mayoría, no llegaron a feliz término; pero nunca se dirá que fue por falta de visión, de aliento, de apertura, de parte del pastor y menos porque no confiara en sus colaboradores.

Presbiterio Diocesano

Le puso mucho interés a la integración y a la actualización de su presbiterio. La herramienta que utilizó para ello: las reuniones de foranía, las reuniones generales (que datan justamente de su tiempo) y las reuniones extraordinarias de trabajo y estudio (cursos) donde se trataban temas específicos que respondían a situaciones concretas de la pastoral diocesana. Esto se consiguió poco a poco; pero, hay que decirlo, nada hubiera sido posible si el pastor no se hubiera integrado a su presbiterio y no hubiera caminado junto con él. Este objetivo se alcanzó porque el pastor caminó a una con sus sacerdotes, pero no de cualquier manera, sino encabezando todas las actividades con su presencia, con su reflexión y con su escucha. Hijo del Vaticano II, tuvo una visión muy clara de la Iglesia; a eso se debe que su acción pastoral no se circunscribiera a los límites de su iglesia particular, sino que rebasándolos llegara al corazón de sus hermanos en el episcopado promoviendo una pastoral interdiocesana (regional).

Un informe quinquenal tardío (1979), que nunca llegó a su destino (El Vaticano), a través de una visión parcial, cuestiona los pininos de una pastoral renovada y contempla desde una óptica manipulada y desesperanzada todo lo que quedó frenado con la inesperada muerte de un personaje que trascendió la geografía diocesana. Tampoco se puede pasar por alto en su ministerio pastoral la promoción del laico y su acción dentro de la Iglesia, encomendándole responsabilidades que para ese tiempo era bien difícil entender y asimilar. Pero él lo hizo. El 18 de abril de 1968, se creó por iniciativa del obispo diocesano: Operación Seminario Mayor Interdiocesano (OSMI). En esa fecha se constituyó la Comisión de Motivación y Propaganda, al mismo tiempo que se aprobó la conformación de tres equipos distintos de seglares para visitar las parroquias de la Diócesis. Para 1969 ya había 9 dirigentes diocesanos (seglares), 1275 dirigentes parroquiales (seglares) y 24,005 miembros de familias que colaboraban como jefes de sector, jefes de manzana y jefes de familia.

1275 dirigentes parroquiales (seglares) y 24,005 miembros de familias que colaboraban como jefes de sector, jefes de manzana y jefes de familia. Así, la Diócesis, juntamente con las de: Tampico, Ciudad Valles, Huejutla y Tuxpan, en el objetivo común de integrar un gran Seminario Mayor, unían sus esfuerzos en la difícil tarea de formar sacerdotes como se necesitan en este tiempo. No es casual, entonces, que don Alfonso por su modo de ser, pensar y actuar haya causado controversia. No se puede pensar menos de una persona cuya mentalidad fue siempre hacia delante. Por otra parte, quienes causan controversia son aquellos que se han hecho "sentir".

Legado

Don Alfonso fue un obispo muy querido por todos los que fueron capaces de entender que el Concilio Vaticano II no era estacionamiento, sino plataforma de lanzamiento. Padre amantísimo, guía e inspiración para cuantos concebimos una Iglesia siempre fresca, en actitud de renovación. De él hemos heredado el sentido de corresponsabilidad y la realidad del diálogo. Fue el hombre de la transición en nuestra Diócesis. Cristiano visionario que, a la cabeza del pueblo de Dios, con honestidad nos cuestionó: iglesia de Papantla, ¿qué dices de ti misma?, y con valiente realismo se planteó lo que aún está por realizar en esta iglesia particular.

Sus inquietudes no se localizaron sólo en su diócesis. Formó parte activa de la unión de mutua ayuda episcopal (umae) junto con otros hermanos obispos, en el serio empeño de trasvasar las propuestas conciliares a la cultura religiosa vigente en la cristiandad mexicana tan urgida de responderse: ¿cuál es la verdadera situación de la Iglesia hoy?, ¿qué se ha hecho y qué está por hacerse después del Vaticano II? Fiel a las conclusiones de los obispos latinoamericanos reunidos en Medellín, Colombia (1968), nos encaminó en su reflexión hacia la Iglesia en la actual transformación de América Latina. Así fuimos comprendiendo que este encarnarse la Iglesia en nuestro tiempo y espacio, es, lo que, en definitiva, refleja el movimiento mismo de la Encarnación, un "despojarse" por parte del Hijo de Dios, de la gloria que tiene desde la eternidad.

Datos Históricos Importantes

Diócesis de San Andrés Tuxtla: Por la bula Quibus Christiani Populi del 23 de Mayo de 1959, se erige la Diócesis de San Andrés Tuxtla. Así se va extendiendo a lo largo de la geografía veracruzana una nueva organización eclesiástica.

Brote cismático en Chinampa (actualmente Diócesis de Tuxpan): En 1959 con los rumores de una supuesta aparición de la Virgen, nace un movimiento cismático en la comunidad de la Pimienta del Municipio de Chinampa. El obispo cismático José Othón Célis se presenta con el propósito de construir una gran iglesia y la promesa de mandarles un sacerdote. Esto provocó tensiones entre católicos y cismáticos que hicieron necesaria la intervención de las autoridades civiles y eclesiásticas. El obispo diocesano llevó el caso hasta la Secretaría de Gobernación.

La Virgen del Carmen Patrona Diocesana: El 16 de Julio de 1960, con Breve Pontificio de Juan XXIII, se celebró la proclamación de la Santísima Virgen María en su dulce advocación del Monte Carmelo, como Patrona principal de la Diócesis de Papantla. También se bendijo la primera piedra del nuevo edificio del Seminario Diocesano.

Apoyo de Petróleos Mexicanos 1960: Con ayuda de PETROLEOS MEXICANOS se construyen: caminos, puentes, parques, escuelas y templos. Por ejemplo: las carreteras de Poza Rica-Aguacate (Papantla); Santa Agueda (Papantla)-Tenixtepec (Papantla); Cazones-Sombrerete (Papantla); Poza Rica-Tuxpan (carretera vieja). Puentes: en la comunidad El Remolino, Cazones I y Temapache. Parques: en Puente de Piedra, Cazones y Poza Rica. Escuelas: en Poza Rica, Papantla y Zamora. Templos: en Poza Rica, Papantla, Cazones y Santiago de la Peña.

Diócesis de Veracruz: El 9 de Junio de 1962 mediante la bula Populorum Bono, se erige la Diócesis de Veracruz.

Diócesis de Tuxpan: En la misma fecha (9 de Junio de 1962) mediante la bula Non latet Nos, se erige la Diócesis de Tuxpan. Gran parte de su territorio fue desmembrado de la Diócesis de Papantla, alrededor de 14 parroquias y parte del presbiterio diocesano. Mons. Sánchez Tinoco envía una emotiva carta al pueblo y presbiterio de la nueva Diócesis, exhortándoles a colaborar en la ardua labor que les espera con su nuevo obispo.

XXV años del Seminario Diocesano e Inauguración del Seminario Interdiocesano San Pablo Apóstol (SISPA): En el marco de los festejos de las bodas de plata del Seminario Diocesano (1965) de La Inmaculada, Mons. Luigi Raimondi, Delegado Apostólico en México, inauguró el Seminario Interdiocesano San Pablo Apóstol (SISPA), que siguiendo las directrices marcadas por el Concilio, formará a partir de entonces sacerdotes de cinco Diócesis hermanas.

Auge cañero en la región de Martínez de la Torre (años 60's y70's): La región cañera de Martínez de la Torre (Ingenios Independencia y Libertad), junto con la calidad de la tierra y la abundancia de agua, dieron origen a un asentamiento humano, entusiasta y profundamente creyente muy importante en ese cálido, feraz y hermoso valle. La construcción de los templos parroquiales de San Juan Bautista y Nuestra Señora de Guadalupe y otras construcciones para el culto católico de varias comunidades de la región, son mudos testigos de lo anterior.

Levantamiento armado en la sierra totonaca reprimido por el Ejército Federal: La década de los años sesenta, en México, se caracterizó, por una serie de acontecimientos sociales y políticos, que convulsionaron a la nación entera, como lo fue el surgimiento de la coalición obrera, campesina, estudiantil e indígena (LACOCEI), en la región del istmo de Tehuantepec, cuyo centro de operaciones se ubicó en Juchitán, Oax. Otro acontecimiento que tuvo repercusiones en la vida de la nación, fue la matanza de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco. También en nuestra Diócesis en esta época se lleva a cabo un levantamiento indígena en la comunidad de Chumatlán, perteneciente a la Parroquia de San Mateo Apóstol, Coxquihui, Ver., mismo que fue reprimido por el Ejército Federal.

Convenio Provincial: El 18 de Marzo de 1971, siendo Vicario Capitular el P. Luciano Hernández Barrientos, se celebró en la ciudad de Teziutlán, Pue., un Convenio Provincial, a fin de procurar el mayor bien espiritual de los fieles de las respectivas Diócesis, facilitar la ayuda y armonía interpresbiterial y expeditar el trámite de algunos asuntos oficiales.

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